EL
CATALOGAZO
Lo
grave e ilegal del “Catálogo de modificaciones al grado de protección del
PGMO”, que acaba de aprobar el pleno del Ayuntamiento de Cartagena es que
no prueba de que forma puede ser un instrumento de la política de protección
del patrimonio histórico al que está obligado un ayuntamiento que tiene un
conjunto histórico que es BIC como el de Cartagena.
El documento aprobado es en
su literalidad: una mera lista de edificios que cambian de grado o se
desprotegen definitivamente. No hay ninguna explicación de porque se hace el
nuevo catálogo, ni porque se hacen ciertos cambios en la calificación de
algunos edificios. Los inmuebles son tratados de uno en uno sin atender al
entorno en el que están ubicados. Las modificaciones que les afectan no están
avaladas por informes técnicos arquitectónicos ni de Bellas Artes. No se
menciona tampoco cuando o como van a ser repuestos los edificios que se
descalifican total o parcialmente y que serán rápidamente demolidos a buen
seguro. No se dice a que filosofía urbanística y protectora del patrimonio
responden esas medidas. Nada de nada. Sólo una lista.
Este
es en definitiva un catálogo que se podría aplicar igualmente en el Ensanche de
Cartagena que en el casco histórico.
Para
valorar sus efectos no hay nada mas que cerrar los ojos e imaginar Cartagena
con 63 solares más, que es el número de edificios que se desprotegen en este
documento. Quien carezca de imaginación para este ejercicio basta que consulte
algunas fotografías de Sarajevo o Beirut, ciudad esta última que ya ayudamos a
recrear cinematográficamente.
Pero
este documento es además de grave ilegal, como ya he dicho, porque no es una
alternativa a ese Plan especial del Conjunto histórico de Cartagena a que
obliga la Ley de Patrimonio y el Ayuntamiento se niega a ejecutar. La Ley de
patrimonio permite que instrumentos alternativos de planificación urbanística
sirvan como alternativa al Plan especial pero exige que cumplan las exigencias
relativas a la protección del Patrimonio que se establecen en la Ley. Dichas
exigencias son muy concretas y no aparecen por ninguna parte en este proyecto
de nuevo catálogo.
Por ejemplo se debe evitar
los “usos degradantes para el propio Conjunto” (21.2); se debe conseguir “el
mantenimiento de la estructura urbana y arquitectónica, así como las
características generales de su ambiente “(21.3); se indica, en fin, que se
pueden sustituir inmuebles solo en el caso de que se demuestre que su
sustitución contribuye a la conservación del conjunto” (21.3). Estos objetivos
no se consiguen con un mero cambio de
protección, como puede verse en el caso del Convento de las Siervas que a pesar
de ser grado 3 corre peligro de demolición.
Ninguno de esos aspectos
queda claro en el proyecto de nuevo catálogo, como tampoco se expresa en el
mismo de que forma un ayuntamiento que no es capaz de acabar con los solares en
el centro de Cartagena va a conseguir que esos 63 nuevos solares se construyan.
¿Con qué medidas? ¿Con qué ayudas?. ¿Cómo se va a conseguir que calles como la
de Sagasta que tiene 13 inmuebles descatalogados no acusen el efecto ambiental
de esa medida.
Nos encontramos pues ante un
documento irresponsable en el mas pleno sentido de la palabra que puede tener
efectos muy nocivos para nuestra ciudad y del que serán culpables los políticos
que lo han promovido. Los técnicos ya han tenido buen cuidado de quedarse
fuera.
Viendo este documento se
comprende el secretismo con el que se ha llevado a cabo y porque el equipo de
gobierno del Ayuntamiento ha hecho oídos sordos a las propuestas de ayuda que
por encima de diferencias ideológicas hemos hecho muchos ciudadanos en nuestro
afán de aportar nuestro granito de arena.
No se ha hecho caso a nuestros intentos de crear organismos de consulta
eficaces y responsables. No se han solicitado informes a entidades consultivas,
que es un recurso habitual en este tipo de procesos. Por no tener ese documento
ni siquiera tiene el apoyo de los técnicos de la administración que han
trabajado en algún momento en el catálogo.
Como es público y notorio el
concejal Balibrea y la Directora General de cultura han sido los únicos
partícipes en la última fase de elaboración de este “catalogazo”. Ellos sabrán
a que intereses han obedecido pero desde luego no a la intención de proteger el
Conjunto histórico de Cartagena que con este catalogo corre peligro de perder
incluso la calificación como tal.
¡Podemos ahorrarnos pues el
viaje a Edimburgo!. De antemano le digo a nuestra alcaldesa, tan dispuesta a
partir en viaje de estudios, que la legislación inglesa es mucho más estricta
que la nuestra en esta materia.
Por parte de Adepa la mano sigue tendida para
enmendar este entuerto pero también estará firme para defender el Conjunto
histórico de Cartagena donde haga falta.
Juan-Miguel Margalef
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