domingo, 27 de junio de 2010

Cartagena, de estación a apeadero



El viernes día 18 empezó el derribo de las naves anexas a la estación de Renfe en Cartagena, que estaban catalogadas en el Plan general del 87. El CEMENTERIO DE CULTURAS en que se está convirtiendo Cartagena mientras se deslumbra a los ciudadanos con algunas restauraciones espectaculares y millonarias, acoge desde hoy dos piezas más que vienen a sumarse al Monte Sacro, al CIM, a la casa Llagostera, al muelle del XIX, a la farmacia de la Calle Mayor, a las siervas, al edificio cónsul y a tantas otras aberraciones como hemos visto en los últimos años.
La conservación de las naves tiene su importancia porque la “Estación” término de Cartagena comprendía no sólo el edificio de viajeros, sino también todos los anexos que la diferenciaban de un simple apeadero: muelles, almacenes, básculas. Con este derribo la estación de Cartagena se degrada a simple apeadero. Toda una metáfora de lo que está sucediendo en el patrimonio de Cartagena a nivel general: una ciudad que podía haber sido patrimonio de la humanidad y que se está viendo reducida por la especulación y la falta de criterio a ciudad monumental.
El caso de las naves de la Renfe es especialmente significativo de la forma en que actúan contra el patrimonio histórico, de forma sañuda e inexorable, los sucesivos equipos de gobierno que han regido el ayuntamiento de Cartagena en los últimos dieciséis años. Un rasgo característico de ese modus operandi es el cinismo de elaborar normas que luego el propio Ayuntamiento viola descaradamente despreciando olímpicamente las aportaciones que, ingenuamente quizás, pretendemos hacer algunos ciudadanos que nos creemos en una democracia. Lo que ocurre en Cartagena es más bien característico de lo que se ha dado en llamar “dictadura liberal”: acceder al poder con los votos de los ciudadanos para luego gestionar arbitrariamente y en beneficio de unos pocos.
Con ocasión de la aprobación inicial de la revisión del nuevo plan general, el pleno ordinario del Ayuntamiento de Cartagena de fecha 9 de octubre de 2009, pretendió suprimir de un plumazo las dos naves, como si se tratara de un error. De tapadillo, en el epígrafe 5.10.1.2 Aparcamientos (¿?), y sin que mediara la preceptiva modificación del Plan general del 87. ¿Cómo es posible que la inclusión de esas dos naves en el nuevo plan general fuera un error? ¿De quien fue el error?
Como respuesta a esa decisión oportunista y en el marco de las alegaciones al plan general, ADEPA presentó el 26 de enero de 2009, la siguiente alegación, que hacía la numero 12:
Alegamos por injustificada y contraria a derecho la descatalogación de las dos naves de la estación de ferrocarril CT 106 y CT 107, que se pretende legalizar en el acuerdo de aprobación inicial del PGOU 2008. Las naves se encuentran en el entorno de la estación de ferrocarril, dentro del entorno del Conjunto histórico que establece el RD 3046/80, por lo que su exclusión de dicho entorno debería ser informada por la Dirección General de Cultura y llevada a cabo por los procedimientos legalmente establecidos para modificar el entorno del BIC conjunto histórico de Cartagena (Ley 16/85). Para la exclusión del catálogo del POPCH donde figuran ambas fichas a propuesta de la Dirección General de Cultura existe un procedimiento, el articulo 147, que establece claramente como han de darse de baja los bienes catalogados. Consideramos escandaloso y poco ejemplar que el propio Ayuntamiento vulnere sus propias normativas. Proponemos: que sigan incluidas en el catálogo del POPCH las fichas CT-106 y CT 107, que se justifique debidamente su desprotección y que si es necesario desprotegerlas –cosa que no consideramos necesaria dado el amplio espacio a urbanizar en el sector estación- se tramite por los procedimientos legales establecidos al efecto”
La respuesta a la alegación nº 4345 fue, como siempre, desestimatoria y un tanto enigmática porque se reconocía que las naves figuraban en el documento de aprobación inicial, pero que “no se podía hablar de descatalogación porque no se habían llegado a catalogar”:
“Sobre las naves de la estación de ferrocarril CT-106 y CT-107, que constaban en la propuesta de documento para aprobación inicial, su catalogación no ha llegado a alcanzar el acuerdo de aprobación inicial, por lo que no puede hablarse de descatalogación. En todo caso, y respecto a la propuesta de Catálogo contenida en el documento en tramitación sometido a información pública, se estará a lo que dictamine el organismo competente en materia de patrimonio histórico, tanto para exclusiones, como modificaciones o adiciones a la propuesta.
¿Quién propuso las naves para catalogar? ¿Por qué no se llegaron a catalogar? ¿Qué ha dictaminado el organismo competente en materia de patrimonio histórico hasta el día de la fecha?
Posteriormente, en noviembre de 2009, el equipo de gobierno del ayuntamiento de Cartagena, aprobó la modificación puntual 134 de la estación del ferrocarril, en la que ni siquiera se menciona la catalogación patrimonial de las naves ni su situación en el conjunto de la estación. En esta ocasión los cómplices necesarios para esta nueva arbitrariedad dañina para el patrimonio histórico de Cartagena son los técnicos municipales, las Direcciones Generales de vivienda y de Bellas Artes de la Comunidad Autónoma, que supervisan “teóricamente” las actuaciones municipales pero que nunca intervienen para paralizar actuaciones equivocadas de sus correligionarios; y no se puede olvidar a la jurisdicción contencioso administrativa que no ha tenido a bien resolver en tres años el contencioso de ADEPA contra el Plan especial de Cartagena y su modificación presuntamente ilegal del Real decreto 3046/80 de delimitación del conjunto histórico y de su entorno de protección.
Una de las cosas que más llaman la atención en la modificación puntual 134 es que la justificación última del derribo de las naves de la Renfe es garantizar la viabilidad financiera del proyecto incrementando la edificabilidad prevista. Como en el caso del Monte sacro y del CIM una vez más parece que Cartagena no puede crecer si no es metiendo la pala y destruyendo patrimonio histórico.
¡Descansen en paz las naves de la Renfe, se ha subsanado el error de planificación, aunque Cartagena pase de estación a apeadero!
FDO: Juan-Miguel Margalef
Presidente de ADEPA
Miembro del Foro ciudadano de la Región de Murcia

martes, 1 de junio de 2010

Presentación de la Ciudad Borrada La opinión: 06/07/2007

http://www.forociudadano.org/documentos/articulos/cultura/ciudad_borrada.htm

El futuro del urbanismo histórico en Cartagena



La revisión del Plan General que acabó su exposición pública en enero pasado es, en materia de urbanismo histórico, un compendio de todos los errores que se han cometido en Cartagena desde 1995. Refleja además la escasa capacidad autocrítica y la nula voluntad de enmienda que tienen los responsables municipales del paron urbanístico inequívoco que aqueja al conjunto histórico de la ciudad. La degradación del casco histórico de Cartagena es reconocida por los propios redactores del plan que, a pesar de ello, no proponen medidas correctoras e insisten en la misma “estrategia” urbanística que se ha venido siguiendo hasta ahora.
Los datos están en el propio plan, en la pagina 182 de la memoria informativa: la población del conjunto histórico ha descendido de 14.598 a 11.590 habitantes entre 1996 y 2001. La ocupación residencial oscila entre el 25 % de la C/Carmen y el 13% del Monte Sacro. El 42% de las parcelas edificables son solares; reconociendo los redactores del plan que “la densidad de viviendas es baja en comparación con otras ciudades españolas”. El número de viviendas abandonadas oscila entre el 30 y el 35% del parque existente. La actividad comercial está en franca regresión. Los servicios hoteleros son escasos.
Para hacer frente a datos tan abrumadores los redactores del plan se proponen seguir con las expropiaciones y demoliciones que apuntan ahora al Barrio de Santa Lucia, que forma parte del entorno del Conjunto histórico, y al Arsenal, cuyo muro se desprotege para facilitar la invasión. En la revisión del Plan general no hay una sola medida económica especial para el fomento del Conjunto histórico, cuya situación se ha agravado terriblemente con las actuaciones en el Monte Sacro. La única medida protectora del patrimonio histórico se reduce al “Plan especial de reforma del Conjunto histórico” vigente, cuyos efectos y escaso grado de cumplimiento podemos apreciar en el edificio Cónsul, que se eleva sobre un edificio protegido con grado 3.
La revisión del Plan general obvia toda referencia legislativa y operativa a los dos conjuntos históricos más importantes que existen en nuestro termino municipal. Conjuntos que, en pura lógica, deberían ser la piedra angular del planeamiento de una ciudad que dice apostar por rentabilizar su inmensa riqueza patrimonial. Nos referimos concretamente al Real decreto 3046/80 que declaró el conjunto histórico de Cartagena, que se hace desaparecer del Plan; y a la declaración del conjunto histórico de la Sierra Minera, que no se incluye en la revisión, a pesar de haber sido recientemente promulgada por la administración regional. Ambas referencias son insoslayables en pura lógica, pero sobre todo la primera, porque es un Real decreto que no puede ser alterado sino por la misma autoridad que lo elaboró.
La omisión de referencias al Real decreto 3046/80 es claramente interesada; porque abre el camino de forma presuntamente ilegal a la modificación de los limites del entorno del conjunto histórico en la fachada este de Cartagena y favorece descaradamente una operación especulativa en Santa Lucia, tan desaforada e irresponsable, como ha sido la del Barrio universitario y la del Monte sacro.
Si es que trasciende a las expropiaciones, al asolamiento del barrio y a la concentración de la propiedad del suelo, como ha sucedido ya en el Monte Sacro, la característica más significativa de la operación de Santa Lucia será levantar un frente edificatorio de ocho plantas en primera fila, junto a la carretera, desde los “Techos bajos” a la Grúa Sansón; de espaldas al resto del barrio; que quedará convertido así en un guetto entre el Castillo de los moros y esta prolongación de la muralla del mar. Un barrio como el de Santa Lucia que con imaginación podría ser una especie de “Albaicin-marinero cartagenero” sacrificará su visión del mar en provecho de unos pocos propietarios, que aprovecharán gracias al Plan General el beneficio fácil de la primera línea del barrio frente al mar. ¿Qué alturas edificatoria se autorizarán detrás de esa muralla: rascacielos de treinta pisos o quizás un segundo edificio cónsul sobre el castillo de los moros?
Lo peor de todo no es sólo el desprecio que manifiesta la revisión del plan hacia el entorno histórico próximo, que en el caso de Santa Lucia incluye elementos tan importantes como el Hospital de marina, la muralla de Carlos III o el Castillo de los moros, en los que se ha invertido enormes sumas de dinero; sino también la repetición de un modelo de gestión urbanística des-reguladora y privatizadora de corte thatcherista, que ataca las leyes protectoras del patrimonio -con las que al parecer no saben administrar nuestros munícipes-; que fomenta una gestión del suelo que necesita expulsar a los habitantes de la ciudad, expropiándolos a precios ridículos; que concentra la propiedad del suelo y que favorece la conversión del patrimonio urbano en solares de alto valor especulativo a la espera de futuras operaciones “ad calendas grecas”. ¿Son las leyes las culpables de la falta de imaginación de los gestores? ¿Son los reguladores del mercado los que impiden crear riqueza? ¿Recuerdan ustedes las consecuencias que han tenido políticas semejantes en la economía mundial?
Idéntica operación a la de Santa Lucia está prevista en la fachada oeste donde se alza el único Arsenal ilustrado del Mediterráneo y en el frente marítimo donde una de las mejores dársenas naturales e históricas del mare nostrum parece condenada a desaparecer colmatada de pantalanes, talleres de Navantia, puertos deportivos y auditorios que -en teoría- no tapan la visión del mar.
Paradójico planeamiento urbanístico es éste que se nos propone para una ciudad que podría fundamentar su porvenir en su riqueza patrimonial.
Juan-Miguel Margalef
Miembro del foro ciudadano

Tirando al monte sacro



No deja de ser una paradoja que en esta Cartagena nuestra que ha acabado por comprender que la arqueología no es tan mala para el negocio como algunos creyeron en otro tiempo, se planteen conflictos como el de los edificios del Monte Sacro.
En una ciudad tan llena de solares como de riquezas arqueológicas y donde hay tantísimo sitio para construir ¿Cómo es posible que sea necesario improvisar una parcela en la ladera más abrupta de una de las colinas que configuran la Cartagena antigua para construir encima mismo de la muralla de Possi o de Carlos II?.
¿Tenemos falta de suelo construible acaso? ¿Carece la empresa constructora de otros solares donde poder construir? ¿Es tan atractivo el emplazamiento de las Torres del Monte sacro que está garantizada la venta de esos apartamentos? ¿Carece el Ayuntamiento de Cartagena de alternativas a esa parcela para permutarla? ¿Por qué es tan necesario construir en esa parcela donde precisamente se conserva un vestigio de la Muralla de Carlos II o de Possi.
Esas son las respuestas que debería dar a los cartageneros el concejal de urbanismo y el ayuntamiento al que representa que dice luchar por la conservación del patrimonio histórico.
La decisión de crear esa parcela fue un error lamentable de una corporación anterior, pero en la mano de la corporación actual ha estado y sigue estando la posibilidad de enmendar el error.
Se tuvo la ocasión de enmendarlo cuando se incumplieron las clausulas del convenio por el que se modificó el Pepri del Monte Sacro y se cedió la parcela; se tuvo la ocasión cuando se elaboró el Plan especial del Conjunto histórico de Cartagena que además se pretendía que fuera de “protección y reforma” del Monte sacro. La protección ya vemos en que ha consistido: en el arrasamiento del barrio; y la reforma –ahora se ve- consistió en aumentar hasta cinco plantas la edificabilidad de las parcelas que rodean la colina; entre ellas la de la parcela de las torres que ahora se quiere construir. Y se tuvo la ocasión de rectificar, en fin, cuando se concedió la licencia de esta obra.
Todavía se esta a tiempo de enmendar el error porque las obras no han empezado y las soluciones que apuntamos son todavía posibles.
Lamento desmentir al concejal de urbanismo cuando dice que nadie alegó contra el planeamiento del Monte Sacro antes de ahora. Debo informarle (como deberían haber hecho quizás sus técnicos y asesores) que en las alegaciones al Plan especial del Conjunto histórico de Cartagena presentadas por ADEPA en el año 2004, en el punto 23.5, página 20, (Véase página web de ADEPA) había una alegación al plan del Monte Sacro que se ilustraba precisamente con la parte del plano en el que aparecen las torres de la muralla de Possi.
Concretamente la alegación decía: “Denunciamos que en el caso del PERI del Montesacro se aprovecha el PEPRI para modificar el trazado urbano y para ampliar las alturas edificatorias en perjuicio de una de las referencias topográficas de la ciudad, la colina del mismo nombre, que se rodea con edificios de 5 y 6 alturas. El boulevard que se propone frente a la Caridad, que no estaba en el Peri del Monte Sacro, es además demasiado contundente”.
También señalábamos en esa alegación que si bien la retórica del PEOPCH es la que conviene a un conjunto histórico que se quisiera proteger, la normativa y las medidas urbanísticas de protección adoptadas son del todo inadecuadas a ese fin. Por lo general las observaciones valorativas y descriptivas son las idóneas pero quedan vacías al no traducirse en medidas de protección.
El caso de las torres de la muralla de Possi es el mejor ejemplo de la falta de criterios en materia de urbanismo histórico de la que adolece quienes gobiernan nuestro ayuntamiento y de cómo se utiliza el patrimonio histórico para ir contra él. Ya ha pasado antes (Convento de las siervas y farmacia de marina) y seguirá pasando si no se toman las medidas necesarias.
Juan-Miguel Margalef
Asociación para la defensa del patrimonio de Cartagena
Publicado en el Diario la Opinion el 20 de febrero de 2010
(http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2010/02/20/tirando-monte-sacro/231037.html)

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