domingo, 3 de junio de 2001

¡Cacicadas! - La demolición del convento de las siervas - Junio de 2001


El colmo del sarcasmo de lo que esta sucediendo en Cartagena bajo el gobierno de Doña Pilar Barreiro es la demolición del antiguo edificio de las Siervas de Jesús. ¿Qué puede haber más sarcástico que destruir patrimonio para construir hoteles que alberguen a hipotéticos turistas que deberían venir a ver un patrimonio que ya no existe y además arruinar la industria hotelera local?

¿Qué van a venir a ver los futuros turistas a Cartagena? ¿Un casco histórico modernista destruido por la especulación y sembrado de farolas globalizadas que cuestan un millón de pesetas cada una? ¿Una trama urbana destruida como la del PERI de la universidad? ¿Un montón de solares que llevan años sin construir? ¿Un palacio consistorial a medio restaurar? ¿Un molinete sin excavar? ¿Los restos calcinados del antiguo club de regatas? ¿El antiguo espigón de los siglos XVI-XIX destruido por la autoridad portuaria o los diques de Feringán destruidos por el Ministerio de Defensa? ¿El convento de San Ginés de la Jara que se deteriora día tras día? ¿Un cuartel de instrucción separado del arsenal del que siempre formó parte?.

La gran coartada de este equipo municipal que es el teatro romano y unos cuantos edificios dispersos se visitan en un día o dos,  y no hace falta alojarse en un hotel porque hoy en día las comunicaciones permiten venir rápidamente en coche o autobús y volver a marcharse después, a la playa por ejemplo.

Pero además de ser un sarcasmo la demolición de las siervas es un símbolo de lo que esta ocurriendo en esta Cartagena de Doña Pilar Barreiro, que como alcaldesa es la máxima responsable de lo que sucede en nuestra ciudad. Aunque bien es verdad que comparte la responsabilidad con otras personas a las que también mencionaré con nombres y apellidos, porque con todo el respeto que se debe y que yo otorgo especialmente a las personas que ocupan un cargo público, son esas personas concretas las que están consintiendo que ocurran cosas perjudiciales para esta ciudad. Cada uno es responsable de sus actos y yo quiero dejar constancia en este caso de la responsabilidad personal de cada una de las personas implicadas en este asunto.

Con respecto a Doña Pilar Barreiro cabe decir que se ha ganado ya un lugar preeminente en la historia de Cartagena en los capítulos de liquidación del conjunto histórico y malversación del patrimonio municipal. Su habilidad para no resolver los grandes problemas de la ciudad y crear otros nuevos merecerá a buen seguro un comentario destacado en las efemérides locales cuando tengamos un mayor distanciamiento crítico de los hechos y el mal sea ya irremediable.

La demolición del edificio de las Siervas es además de un pésimo negocio, porque debía ser del poquísimo patrimonio urbano que le queda a Cartagena, un símbolo de la forma cobarde y chapucera con la que se hacen las cosas en este ayuntamiento desmadrado que tenemos.  Cobarde, porque realizar esa demolición deprisa y corriendo, un fin de semana de agosto, es una verdadera cacicada. Chapucera e ilegal porque la declaración de ruina de las Siervas no es firme y, en consecuencia, es una demolición indebida. Porque no existía licencia de demolición ni el proyecto de demolición había sido visado por el Colegio de Arquitectos. Porque no se había fallado un recurso de alzada contra el derribo interpuesto por la Asociación Massiena. Porque en el expediente faltaba documentación. Porque no existía un plan de seguridad en el trabajo y algún trabajador podía haber perdido la vida. La única presencia municipal que hubo en este acto clandestino fue la policía local que con quince agentes nada menos permitió que se realizara esta demolición ilegal. Ni técnicos de urbanismo, ni alcaldesa, ni concejales. ¿Para esto sirve la Policía local?.  

No quiero dejar de mencionar que el edificio de las Siervas tenía grado tres de protección en el antiguo catálogo de bienes protegidos y en el nuevo que se encuentra en trámite de aprobación. ¿Es esta la forma de proteger el patrimonio histórico de Doña Pilar Barreiro? ¿Para qué se protegen edificios que después se destruyen?. ¿Quién sino Doña Pilar Barreiro organiza y tolera todos estos desmanes?

El segundo nombre propio responsable de lo que pasa en Cartagena es Doña Lourdes Avellá, Directora General de Cultura a la sazón, que ha demostrado ser persona muy resuelta únicamente en asuntos como la demolición de las Siervas o el nº 41 de la Calle del Carmen, o la  firma de permisos de medición arqueológica a familiares directos, por citar algunos ejemplos.  La Sra. Avellá que no tuvo ningún recato en permitir que el secretario de su consejería –saltando por encima de las competencias de la Directora de Cultura- autorizara por silencio administrativo la demolición de cinco edificios protegidos de la calle Sagasta, tampoco ha tenido reparo en avalar el vergonzoso catálogo de bienes inmuebles que pretende aprobar Doña Pilar Barreiro y que de aprobarse supondría la ruina del mal llamado “conjunto histórico” de Cartagena. Por contraste en cambio la Directora General de cultura es muy timorata y dubitatitiva cuando se trata de hacer frente a los tiburones de su partido, de aplicar la ley de patrimonio, de excavar el molinete o de evitar la ruina de San Gines de la Jara o de la Casa del Piñón por citar solo algunos ejemplos.  La Sra. Avellá ha sido incapaz de hacer frente a la furia destructora de la alcaldesa de Cartagena en el caso de las Siervas y ha colaborado presionando a las entidades consultivas para que apoyaran la demolición del inmueble. Falta por ver como va a hacer la Sra. Avellá que cumpla el Ayuntamiento de Cartagena la segunda parte de su resolución donde dice: “....el inmueble que sustituya (las Siervas) debe conservar el carácter ambiental de la zona”. Porque eso quiere decir que se deben respetar los espacios libres existentes y que la edificación no puede rebasar las tres plantas como se exigió en su día al edificio que se encuentra entre las Siervas y el Regidor.

Por último quiero subrayar la responsabilidad que tiene el departamento de historia del arte de la Universidad de Murcia que ha contribuido junto con el Colegio de arquitectos a respaldar este disparate.

Creo que el informe de la Universidad de Murcia es impropio, ambiguo y cobarde. Impropio, porque la función de la Universidad en este tipo de informes no es constatar la ruina técnica, para lo que es incompetente además el departamento de historia del Arte. Ambiguo, porque habla de la demolición en condicional rehuyendo el pronunciamiento sobre la misma. Y cobarde en fin, porque no se ha sabido hacer frente con argumentos científicos al capricho de la alcaldesa de Cartagena. ¿Para qué queremos organismos consultivos que no cumplen con su obligación?. Por cierto que las casa de los catalanes que se menciona en el informe no está frente al convento de las Siervas.

Todo este asunto de las Siervas es muy preocupante no sólo por las consecuencias que tiene para el patrimonio histórico de Cartagena y para su economía futura, que también, sino para el estado de Derecho que se basa en la división de poderes y en la supervisión de unos por otros. Doña Pilar Barreiro no ha respetado en este como en tantos otros asuntos las leyes y procedimientos administrativos que son la garantía de la democracia y además ha contado con la colaboración de organismos como la Dirección General de Cultura o la Universidad que deberían estar por encima de las chapuzas municipales. ¿Quién vigila a quien en este caso? ¿Quién protege a los ciudadanos de los desmanes de los gobernantes? ¿Quién aplica las leyes en definitiva? Y la última pregunta que muchos ciudadanos nos hacemos en estos días: ¿Si se transgrede la ley en cosas tan evidentes y visibles que estará sucediendo en la trastienda? ¿Quién pone orden en este batiburrillo?


Juan-Miguel Margalef
Presidente de ADEPA
  

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