martes, 18 de julio de 2000
martes, 11 de julio de 2000
Arqueología y progreso
En las postrimerías del siglo XX
Cartagena ha descubierto una etapa de su pasado que le era desconocida hasta
ahora, porque en buena parte permanecía enterrada bajo “otras Cartagenas” que
se levantaron sobre ella y que durante mucho tiempo han configurado la imagen
visible de nuestra ciudad.
La Cartagena del XVIII con sus
murallas y fortalezas o la Cartagena modernista con sus palacios y casas
señoriales identificaban hasta ahora nuestra ciudad mejor que esos otros
vestigios de los primeros siglos de nuestra era que han ido apareciendo a
fuerza de excavaciones y muchos golpes de piqueta, confirmando algo de lo que
ya sabíamos por testimonios escritos y aportando otros datos que nos eran
desconocidos.
Esa etapa subterránea de nuestra
ciudad corresponde sin embargo a un periodo histórico universalmente conocido:
el comprendido entre la fundación de la Cartagena Púnica en el último tercio
del siglo III a de C. (aprox. Año 227 a.C.) y los primeros siglos de nuestra
era.
La crisis de la actividad
industrial y otros cambios que ha sufrido nuestra ciudad en esta última parte
del siglo XX han contribuido sin embargo a dar a conocer esta riqueza
arqueológica que nuestra ciudad atesoraba. El parón de la construcción y la
falta de iniciativa inversora en el casco histórico ha tenido como efecto
positivo que nuestra ciudad no se renovara al mismo ritmo que otras ciudades en
la década de los 70 y de los 80. Y ello nos ha permitido descubrir con más
tranquilidad que nuestra ciudad tenía otros capitales que añadir a los que
tradicionalmente la habían sostenido: las actividades militares o industriales
o el tráfico de su puerto. Pero este nuevo “capital arqueológico” era difícil
de apreciar para ciertas mentes poco acostumbradas a salir de los trillados
caminos del comercio.
Los restos arqueológicos púnicos
y romanos sacados a la luz en estos últimos años han materializado la historia
de esa etapa de nuestra ciudad y han hecho de ella un punto de visita
obligatorio para los amantes de la historia y de la arqueología que son muchos.
Parece mentira que aún hoy que
algunos de esos vestigios son visibles y empiezan a atraer a nuestra ciudad
muchos turistas deseosos de conocerlos, aún haya quien se empeñe en considerar
la arqueología como enemiga del progreso. Es cierto que han de cambiar todavía
algunas mentalidades y ciertos hábitos o tendencias económicas para explotar
esta nueva fuente de riqueza, pero en forma alguna puede decirse que la
arqueología impida el progreso de nuestra ciudad. Ocurre eso si que esta nueva
actividad exige un nuevo tipo de emprendedores que aún está por aparecer.
Supongo que nadie que hubiera encontrado petróleo bajo su casa cegaría el pozo
para construir encima una tienda de tejidos, pongamos por caso.
Tampoco se entienden las
vacilaciones de algunos emprendedores para lanzarse a una actividad que no es
precisamente nueva en el mundo. Hay países como Turquía, Egipto o Jordania, por
citar sólo algunos, que han encontrado en la arqueología su principal fuente de
ingresos. ¿Ha sido un obstáculo Troya para Turquía, o el descubrimiento de las
tumbas de los faraones para Egipto? ¿Son obstáculos para el desarrollo de
Italia o de Grecia sus restos arqueológicos? ¿Perturban tanto la actividad de
Paris o de Londres las colecciones del Louvre o del Museo Británico visitadas
por millones de personas al año?
Hasta el descubrimiento del
teatro y del anfiteatro romanos podíamos pensar que la Cartagena púnico-romana
era mera especulación histórica y hasta un sueño romántico (como por otra parte
lo fueron en algún momento los grandes hallazgos arqueológicos de Troya o el
Egipto faraónico); pero ahora que todas
las piezas del puzzle empiezan a casar y que conocemos la espectacularidad de
algunos hallazgos sabemos que el proceso que empezaron hace más de 50 años D.
Emeterio Cuadrado y D. Antonio Beltrán, fundando el primer museo Arqueológico
de la Región, ha quedado plenamente confirmado y rebasado con creces.
Las intuiciones y el trabajo de
dos generaciones de arqueólogos han venido a demostrar que aunque muy arrasado
por los sucesivos asentamientos humanos el nombre de Cartago nova no sólo
señala un lugar geográfico sino también un yacimiento de gran valor que
justifica el desplazamiento de turistas o investigadores.
En este proceso de investigación
que demanda nuestro subsuelo ninguna labor es pequeña sobre todo si recordamos
que el Teatro romano, que es una de nuestras joyas arqueológicas, se descubrió
a partir de un pequeño solar en la Plaza de la Condesa de Peralta en el curso
de una cata de puro trámite. Por ello, y porque hay una ley que protege los
bienes culturales del subsuelo, es preciso seguir los procedimientos
establecidos por la ley e investigar las nuevas obras que se realicen en el
casco urbano.
El papel del Ayuntamiento en este
proceso es fundamental porque además de ser el primer interesado en el
resultado de las investigaciones por la importancia que tienen para Cartagena
es además uno de los responsables de que se cumpla la ley.
Pero si importante es la labor de
las administraciones y de los arqueólogos más importante es todavía una opinión
pública concienciada que apoye a las instituciones y a los investigadores. Por
la importancia que tiene la opinión pública en una democracia y por tratarse de
un tema que exige una cierta sensibilidad y conocimiento.
En ese plano de la opinión
pública desempeñan un papel destacado los festeros porque han conseguido
sensibilizar en buena medida a los cartageneros con su historia y le han
enseñado a valorarla.
En esa misma labor de sensibilización
nos movemos las Asociaciones de defensa del Patrimonio como ADEPA, que
aspiramos a contribuir a la elaboración de criterios y a la colaboración con
las administraciones para que se cumplan unos objetivos que han de ser
beneficiosos para todos los cartageneros.
Juan-Miguel Margalef
Presidente de ADEPA
miércoles, 28 de junio de 2000
martes, 27 de junio de 2000
POR UN DESARROLLO ARMÓNICO DEL CASCO ANTIGUO
Las desafortunadas declaraciones del presidente de la COEC culpando al patrimonio histórico y a las actitudes conservacionistas del escaso desarrollo del casco histórico de Cartagena son, lamentablemente, poco serias y suenan mas bien a torpe excusa que a otra cosa. Se diría que más que un análisis serio de la situación lo que el presidente de la COEC intenta hacer es justificar el injustificable inmovilismo de un sector del empresariado cartagenero que parece mas interesado en arrasar esta ciudad que en sacarla adelante.
En honor a la verdad y a la
complejidad del tema habría que ser mas ponderado y asumir cada uno la
responsabilidad que le corresponde. Porque, como resulta evidente para
cualquier persona bienpensante, la situación que vive el casco antiguo de
Cartagena no es debida a una única causa y menos que ninguna a los grupos
conservacionistas que, en definitiva, lo único que hacemos es procurar que no
se pisotee la ley y las ordenanzas. Si al Sr. Presidente de la COEC lo que le
estorba es la ley en si misma es que se ha equivocado de país.
Pretender a estas alturas y
en pleno ciclo expansivo de la economía española que la paralización del casco
histórico de una ciudad se debe al condicionante del Patrimonio es
sencillamente ridículo. En el caso de Cartagena cabría decir incluso lo
contrario. Como ya hemos empezado a comprobar los turistas vienen a nuestra
ciudad atraídos por lo poco y disperso que queda de nuestro patrimonio y no a
contemplar el desastre en que han convertido la Calle Mayor las entidades
bancarias.
Es cierto que el posible
hallazgo de restos arqueológicos supone una pequeña repercusión en el coste de
la construcción pero este aumento de precio se acaba reflejando en el precio
final como sucede con otros costes de materiales o de mano de obra. Por
añadidura los costes relacionados con la protección del patrimonio histórico
pueden ser compensados por medidas urbanísticas y fiscales previstas en las
ordenanzas y en la ley. En ningún caso esos costes pueden llegar a hacer
inviable la construcción. ¡Fin del problema del patrimonio histórico!.
Como ejemplo a imitar brindo
al Sr. Presidente de los empresarios cartageneros el caso de Murcia que siendo
casco histórico ha sido reparado con prontitud por la iniciativa privada y sin
ayudas públicas, subrayo. Y si este ejemplo no le sirve le ofrezco también
el de Gijón, que es una ciudad con los mismos problemas económicos y de
patrimonio histórico que Cartagena, y que sin embargo ha sido recuperada
adecuadamente sin necesidad de arrasamiento previo. Podría darle muchos más
ejemplos pero la lista sería larga.
Lo que la opinión publica quiere saber
y el presidente de la COEC debería explicarle es ¿Por qué en Cartagena, a pesar
del ciclo expansivo de la economía que vivimos y de la enorme y peligrosa
concentración de suelo que existe, no se produce la misma reacción que en otras
ciudades?.¿Por qué en Cartagena el negocio de algunos empresarios es comprar y
comprar sin tasa a precios de saldo y no construir en la misma proporción? ¿Qué
es lo que se pretende hacer con Cartagena?.¿Para qué hace falta concentrar
tanto suelo?. El presidente de la COEC debe disponer de los datos necesarios y
podría explicarnos el porqué de esos inmensos solares, adquiridos en muchos
casos a precios ridículos, y que, a pesar de asegurar unidades de actuación de
tamaño regular y en buena situación en el interior del casco histórico,
permanecen baldíos años y años. También podría explicarnos porque habiendo
tanto suelo para construir se ataca sistemáticamente a los edificios históricos
y en especial a los calificados con grado P. Y por último podría decirnos ¿Por
qué los empresarios no reclaman con la misma insistencia que otros colectivos
la revisión del Plan General de ordenación urbana y la aparición del nuevo
catálogo que acabaría con muchos de los problemas que tenemos ahora?.
Pero si importante debería
ser el papel de los empresarios en la recuperación de la ciudad más importante
es aún el papel que debe desempeñar un Ayuntamiento y una Comunidad Autónoma
verdaderamente democráticos. El Ayuntamiento y la Comunidad Autónoma tienen en
sus manos la capacidad normativa y la posibilidad de poner orden en este
guirigay con todos los recursos a su alcance (normativos y sancionadores).
Por ello es importantísimo que el Ayuntamiento, que dispone desde hace unos
días del Nuevo Catálogo de Edificios protegidos enviado por la Dirección
General de Cultura (Catálogo que ha sido elaborado por un equipo mixto de
técnicos municipales y de la Dirección General), se apresure a tramitar la
correspondiente modificación del Plan General de Ordenación Urbana, para que
los empresarios conozcan sus posibilidades y podamos hacer compatible el
desarrollo económico y la protección del patrimonio histórico, que es una de
las manifestaciones principales de la cultura de un pueblo.
Juan-Miguel Margalef
Presidente de ADEPA
domingo, 27 de febrero de 2000
jueves, 24 de febrero de 2000
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